Las prácticas mencionadas permiten trabajar con los aspectos que se mencionan a continuación, desarrollando aspectos físicos, mentales y energéticos, inherentes a nuestra naturaleza.

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La relajación

La relajación es una técnica que busca liberar tensiones físicas, mentales y emocionales. En un estado normal, el organismo humano permanece libre de cualquier tipo de tensión, pero a lo largo de la vida cotidiana adquirimos tensión de diversas fuentes. En algunos casos, las tensiones se originan a partir de pensamientos y emociones omitidos y reprimidos de una manera que se vuelve imperceptible.

El estrés, en general, puede afectar a las fibras musculares provocando diversos cambios metabólicos y también enfermedades. Para perder tensiones es muy recomendable la técnica de relajación, ya que reduce la ansiedad, aumenta el autocontrol, ayuda en la percepción de los músculos tensos e incluso mejora el estado energético del cuerpo.

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Para realizar un ejercicio de relajación es importante estar en un ambiente tranquilo y con ropa ligera que no impida el movimiento de todo el cuerpo. En la salud del cuerpo, las técnicas de relajación pueden reducir la presión arterial, el insomnio, mejorar el sistema inmunológico y retrasar el envejecimiento.

El aliento

La respiración está estrechamente relacionada con la mente. Cuando nos concentramos intensamente en algo, la respiración se suspende inconscientemente. Cuando nos aflige el miedo o la ira, la respiración se vuelve irregular y rápida, lo que demuestra cuán interdependientes son la respiración y la mente. Podemos dividir el acto de respirar en inhalación, retención y exhalación.

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En la práctica usamos, la mayor parte del tiempo, lo que se llama respiración abdominal. Significa inhalar el aire manteniendo el abdomen relajado, por lo que el diafragma se mueve hacia abajo, llevando más aire a los pulmones, y al exhalar se mueve hacia arriba, ayudando al proceso. La mayoría de las personas respiran expandiendo el pecho, la llamada respiración de pecho, que es menos energizante.

Meditación

La práctica de la meditación es una forma de reducir la ansiedad y estar más relajado. El ejercicio meditativo ayuda a distinguir sentimientos, creencias y pensamientos, lo que ayuda a tomar decisiones mejores y más conscientes a lo largo de la vida.

La meditación es una práctica que, a través de un conjunto de técnicas, busca entrenar el foco de atención. Su origen es muy antiguo, se remonta a las tradiciones orientales, especialmente el yoga y el budismo, pero el término también se refiere a prácticas adoptadas por algunas religiones, como el cristianismo, el judaísmo, el islam, el taoísmo y el chamanismo, entre otras.

La meditación se puede practicar por varias razones: desde la simple relajación hasta la búsqueda del nirvana (en el budismo, el nirvana es el estado de liberación del sufrimiento). Muchos practicantes de meditación han informado de una mejor concentración, conciencia, autodisciplina y ecuanimidad.

Movimientos conscientes

A través de la práctica diaria de ejercicios podemos eliminar la rigidez y la tensión, podemos volver a aprender a movernos con libertad y naturalidad, con todo el cuerpo interconectado, tanto estructural como energéticamente. Podemos convertirnos en nosotros mismos.

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El primer paso es aprender y recordar los movimientos externos. Luego aprendemos a utilizar la energía en cada movimiento. Luego hacemos cada movimiento coordinado con la respiración, con mindfulness, de forma relajada, sintiendo nuestro cuerpo y mente. Entonces podemos decir que meditamos en movimiento. Podemos hacer esto en todo momento de nuestra vida. Ya sea trabajando en el jardín o en el trabajo, caminando por las calles o esperando en filas, estaremos en armonía.

Flujo de energía

Chi Kung (o Qi Gong) es un término de origen chino que se refiere al trabajo o conjunto de ejercicios para cultivar la energía vital (Chi). Estos ejercicios están destinados a estimular y dirigir la circulación de la energía Chi (o Qi) en el cuerpo.